martes, 16 de abril de 2013
A filosofía non ha de servir só para ser críticos ou saber argumentar mellor, ha de axudarnos a vivir ben.
La filosofía es amor a la sabiduría, "amor a", es decir, ansia de, tendencia a, búsqueda, una búsqueda que nos ayude a [...] vivir sabiamente, felices y libres en la medida de lo posible, tras vencer, finalmente, los miedos que la finitud nos despierta. p. 37. Por tanto, la filosofía es una búsqueda de salvación, pues nos ayuda a vivir salvados, es decir, sin miedos paralizantes.
[...] la pregunta evidente, "¿que es la filosofía?", es una de las más controvertidas que conozco. La mayoría de los filósofos actuales sigue dándole vueltas sin lograr ponerse de acuerdo en cuál es la respuesta.
Cuando cursaba mis últimos años de bachillerato, mi profesor me aseguraba que se trataba "simplemente" de "formar nuestro espíritu crítico con vistas a la autonomía", de un "método de pensamiento riguroso", de un "arte de la reflexión" que hundía sus raíces en una actitud basada en el "asombro" y el "planteamiento de preguntas". Éste es el tipo de definiciones que aún hoy seguirás encontrando diseminadas por los manuales de iniciación.
A pesar de todo el respeto que me inspiran personalmente las definiciones de este tipo, debo decir que no tienen mucho que ver con el fondo de la cuestión.
Es cierto que es deseable que en filosofía se reflexione. Que, a ser posible, se piense con rigor, en ocasiones incluso siguiendo el método crítico o planteando preguntas. Pero todo eso no es nada, absolutamente nada específico. Estoy seguro de que a ti mismo se te ocurren muchísimas otras actividades humanas que requieren del planteamiento de preguntas, o en las que uno debe esforzarse por argumentar lo mejor que sabe sin que ello implique, en absoluto, que uno tenga que ser filósofo.
Los biólogos y los artistas, los médicos y los novelistas, los matemáticos y los teólogos, los periodistas e incluso los políticos reflexionan y se plantean preguntas. Sin embargo no son, que yo sepa, filósofos. Uno de los principales defectos del mundo contemporáneo es el de querer reducir la filosofía a una simple "reflexión crítica" o, peor aún, a una "teoría sobre la argumentación". No cabe duda alguna de que la reflexión y la argumentación son actividades altamente estimables. De hecho, resultan indispensables para la formación de buenos ciudadanos, capaces de participar con cierto grado de autonomía en la vida de la ciudad, eso es cierto. Pero no son más que medios para alcanzar fines distintos a los de la filosofía, pues esta última ni es un instrumento político ni un mero punto de apoyo para la moral. p.p. 21-22.
[...] si las religiones se definen a sí mismas como doctrinas de salvación a través de Otro, por la gracia de Dios, podríamos definir los grandes sistemas filosóficos como doctrinas de la salvación por uno mismo, sin la ayuda de Dios. p. 27.
Filosofía como escolástica: Disciplina escolar y no una forma de sabiduría o una disciplina de vida. p. 94 . Queda reducida, tal como sucede hoy en día, (paradojicamente, puesto que creemos haber superado completamente el medievo) a una mera disciplina discursiva (argumentativa). Herramienta de otra doctrina, sea determinada política, determinada moral o determinada ciencia. p. 94.
LUC FERRY, Aprender a vivir. Filosofía para mentes jóvenes. Ed Taurus, Madrid, 2007.
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