Tomar con poca seriedad nuestras obligaciones y compromisos para vivir tranquilos y en consecuencia estar alegres no es la solución más adecuada. La persona que sigue esa vía gana una alegría forzada: No enfrenta la realidad sino que busca la comodidad y el placer, que no aportan auténtica satisfacción y duran poco tiempo.
Obtenido de Historiaybiografias.com

domingo, 20 de marzo de 2016
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